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¿Lectura estructuralista de Freud? (*)

“Freud asume un doble papel en mi formación (…) Ante todo él me ha enseñado la crítica del significado, por el cual ningún término debe tomarse tal como se presenta porque detrás de él está oculto otro hecho, y detrás de éste hay también un tercero, etc. ”

                                                                                     Claude Lévi-Strauss en Conversaciones con

Lévi-Strauss, Foucault y Lacande Paolo Caruso.

Retorno…al futuro

Jacques Lacan, en la entrevista que le hiciera Paolo Caruso (1) en el año 1966 decía: “Mi retorno a Freud significa que mis lectores se preocupen por saber qué es lo que Freud quiere decir, y la primera condición para ello es que lo lean con seriedad (…) Se trata de saber leer un texto, penetrar en la lógica del texto en cuestión (…) se trata de un género de crítica que no soy el único que la practica de una manera específica; basta abrir un texto de Lévi-Strauss para darse cuenta de ello”.

 Un retorno, lejos de ser una vuelta hacia el pasado, es un camino hacia el futuro. En el mismo movimiento en el que se cree volver hacia atrás, se está yendo hacia delante. ¿Cuál es el sentido del retorno a Freud entonces?

La historia no es el pasado, por lo tanto un retorno no implica una cronología dividida en pasado, presente y futuro que supondría que en él se trata de volver al pasado desde el presente, si no que supone detenerse en algunos conceptos del cuerpo de doctrina, para avanzar en una dirección –sentido- que es siempre política.

En “Discursos que se enriquecen” (2), Germán García escribía: “Jorge Luis Borges afirma: ´El hecho es que cada escritor crea sus precursores. Su labor modifica nuestra concepción del pasado, como ha de modificar el futuro`. En esta afirmación se encuentra, tácita, la retroacción temporal postulada por Freud y convertida en clave por Jacques Lacan, al punto de que se ha difundido como après coup”.

El sentido del retorno a Freud por parte de Lacan es político pero también se apoya en lo epistémico, implica dirigirse a lo epistémico para avanzar en la política, que siempre es del deseo.

Lacan selecciona desembarcar en algunos aspectos de la doctrina freudiana para volver hacia el futuro. No casualmente retorna a Freud en dos momentos de crisis institucional: la escisión de 1953 y la excomunión de 1964. Retornos políticos apoyados en lo epistémico-conceptual: en 1953 en la función de la palabra y el campo del lenguaje; en 1964 en los conceptos fundamentales del psicoanálisis (inconsciente, transferencia, pulsión y repetición).

Estos retornos no han sido sin consecuencias, dejaron huellas en varios terrenos: en la formación de los analistas, en los modos de organización de las instituciones analíticas, y en la misma práctica analítica.

El primer retorno de Lacan a Freud está orientado por la hipótesis “el inconsciente está estructurado como un lenguaje”. Ya en ella hay una apelación al campo del estructuralismo en el “está estructurado”,  y al de la lingüística en el “como un lenguaje”.

 Hay que recordar que la primera traducción de los Escritos al castellano, publicado por la editorial Siglo XXI en 1971, llevó el título Lectura estructuralista de Freud.

Antes de ello, en la época de su publicación en Francia –corría el año 1966- Lacan estaba identificado al movimiento post-existencialista que en cierto momento estuvo de moda y se lo denominaba estructuralista. Pero por su propia indicación, esa Lectura estructuralista de Freud sería llamada solamente Escritos.

Cuando se hace mención a ese primer retorno de Lacan a Freud, la referencia habitual al campo del  lenguaje es el Curso de lingüística general de Ferdinand de Saussure. Este curso es considerado, no con poco consenso, como el origen del estructuralismo en la lingüística. Es una  referencia en la que confluyen lingüística y estructuralismo a partir de afirmaciones tales como que la lengua es un todo de cuyo análisis se obtienen los elementos que la componen. Sin embargo, tal como lo afirmaba Lévi-Strauss, en la entrevista que se le realizara en el año 1972 difundida el 28 de julio de 2009 en el canal de TV Encuentro, su iluminación estructuralista no le vino de la lectura del Curso de Saussure, sino de mirar la hierba en el norte de Francia al límite de Luxemburgo durante la segunda guerra, y fundamentalmente del encuentro con la lingüística estructural de Roman Jakobson en Nueva York en los años 1941 y 1942 en ocasión de encontrarse allí enseñando sociología.

Pasaje…de Durheim a Lévi-Strauss

Es en este contexto del primer retorno de Lacan  a Freud, enmarcado en el periodo que va de 1951 a 1957, que Marcos Zafiropoulos (3) se detiene más en la referencia a la antropología estructural francesa que en la lingüística saussureana, planteando su hipótesis de que Lacan retorna a Freud por el camino de Lévi-Strauss, fundamentalmente apoyado en la noción de eficacia simbólica que destaca el registro al que le da primacía en ese retorno; es decir, el simbólico: “Esta vía de regreso es reprimida en la doxa de los lectores que idealizan referencias mencionadas repetidamente, en la primera fila de las cuales se encuentran, según Louis Althusser, figuras mayores de la filosofía que introducen el espectro de filiaciones imaginarias” puede leerse en el texto de contratapa del libro.

Si bien es con la grilla de lo simbólico de Lévi-Strauss que Lacan inicia el primer retorno a Freud, esto no significa que el psicoanálisis irrumpiera como una nueva ciencia de los símbolos, tal como algunos creyeron.

Respecto de la apelación de Lacan a las “ciencias sociales”, el autor destaca un salto desde 1938 en “Los complejos familiares” donde la referencia es Durheim a partir de la noción de imago, al período que va de 1951 a 1957 en donde la referencia es Lévi-Strauss a partir de las nociones  de “eficacia” y “función simbólica”. En la nutrición de esas referencias, hay un paso de la sociología a la antropología estructural que se traduce en un deslizamiento de lo imaginario a lo simbólico.

En el capítulo 1 que titula “La trascendencia de lo imaginario por lo simbólico, o relectura del Estadio del espejo con la función simbólica de los antropólogos”, Marcos Zafiropoulos afirma que el eje epistemológico que orienta este primer retorno, apunta a dar razón de la división del sujeto entre el registro imaginario y el simbólico en el que sitúa el complejo de Edipo. Sostiene que ese eje epistemológico que va de lo imaginario a lo simbólico, orientaba ya las investigaciones de Lacan en el momento durheimiano cuando elevaba al padre a la dignidad de operador familiar capaz de sustraer al niño de la captura imaginaria en la que estaba siempre a punto de encerrarlo su captación por la imago materna. Continúa afirmando que lo que supera y da su régimen al registro imaginario de la estructuración subjetiva son las reglas mismas de la función simbólica y no la fecundidad socioclínica del padre de familia. Es decir que Lacan abandona las leyes durheimianas de la familia para adherir a las levistraussianas de lo simbólico.

Para demostrar la operación de desembarco que Lacan efectúa de lo simbólico sobre lo imaginario, no solo se detendrá en el “Estadio del Espejo…”, sino en la reformulación que de él hace luego en el seminario 1 Los escritos técnicos de Freud. Pasa de la primer versión del año 1936 en Mariembad, a la segunda de 1949 en Zurich, al seminario 1 –fundamentalmente el apartado “La tópica de lo imaginario”- en donde, a partir de la referencia al esquema del ramillete invertido, introduce la noción de función simbólica.

Lacan toma esta última noción de los trabajos de Marcel Mauss, y reconoce en el Edipo esta  función simbólica del padre muerto. Se trata, evidentemente, de hacer un uso particular de una noción importada de otro campo de doctrina.

Zafiropoulos afirma que en “Introducción teórica a las funciones del psicoanálisis en criminología”, Lacan: “toma las nociones de simbolismo parcelario y simbolismo completo sugeridas por Marcel Mauss, pero en lo concerniente a la función simbólica lo decisivo fue la lectura de la introducción de Lévi-Strauss al libro Sociología y antropología de Marcel Mauss (4).Opina más adelante que esta lectura de Lacan es decisivaporque descubre allí el operador teórico que rescatará más tarde en la forma del Nombre-del-Padre.

 Importación…de la eficacia simbólica

La eficacia simbólica es una referencia levistrausussiana  inaugural en la enseñanza de Lacan.

En la página 88 de la versión en castellano de “El Estadio el espejo…” publicada por la editorial Siglo XXI, se puede leer: “Para las imagos, en efecto –respecto de las cuales es nuestro privilegio el ver perfilarse, en nuestra experiencia cotidiana y en la  penumbra de la eficacia simbólica, sus rostros velados- la imagen especular parece ser el umbral del mundo visible…”. Zafiropoulos sostiene que: “Ese rescate de la eficacia simbólica o mejor de su penumbra que envuelve sus imagos en el umbral del mundo visible, encontrará en parte su puesta en evidencia en el seminario 1, donde propone una nueva versión del ‘Estadio el espejo…’  concordante con el dispositivo óptico presentado por Freud en La interpretación de los sueños, pero también con la modificación de la función simbólica propuesta por Lévi-Strauss (5).

Con “La eficacia simbólica” de 1949, artículo incluido en su Antropología estructural, surge en Lévi-Strauss una definición estructuralista del inconsciente que demuestra cómo Lacan leerá a Freud. De todos modos, su inconsciente se diferencia del freudiano porque “el inconsciente deja de ser un refugio inefable de las particularidades individuales y se reduce a un término mediante el cual designamos una función: la función simbólica (…)” (6).

Tanto para Lévi-Strauss como para Lacan, la formación del inconsciente está organizada por las estructuras simbólicas y no por la historia del individuo tal como lo consideraban algunos lectores de Freud.

La primera versión de “El estadio del Espejo…” de 1936 en Mariembad, al no contemplar aún la función simbólica, destaca el registro imaginario, la función de la imago en la estructuración del sujeto. Pero al apoyarse  en la noción de función simbólica que toma de la antropología francesa, lo que se esboza de esa “penumbra de la eficacia simbólica” de la versión de 1949 en Zurich publicada en los Escritosdesembarca con precisión más adelante en el seminario 1 en 1953. Con esta apoyatura en la eficacia simbólica, comienza a organizar su enseñanza luego del momento de la escisión institucional de la Asociación Psicoanalítica Internacional.

 Para demostrar este paso de la función de la imago a la eficacia simbólica, toma como referencia dos modelos ópticos: el de Freud en La interpretación de los sueños cuando compara el instrumento que opera las producciones psíquicas con una especie de microscopio complejo o un aparato fotográfico, y el modelo de la óptica del ramo invertido; se trata en ambos casos de un lugar en donde se forma una imagen. Justamente la óptica como disciplina, está definida por la capacidad de construir imágenes virtuales a partir de ciertos efectos de refracción. Es decir que en ella es necesario que a cualquier punto dado del espacio real corresponda un punto y solo uno en otro espacio que es imaginario.

Lo más importante es que esa imagen del yo, representada por el jarrón que incluye las flores, solo seforma  acondición de que el ojo que mira se sitúe en un lugar apropiado. En el esquema óptico, la imagen virtual del jarrón solo se constituirá en el espejo plano sí y solo sí se la mira desde un determinado ángulo: un poco más acá o un poco más allá, un ojo fuera del ángulo solo verá sombras o formas borrosas, pero no la imagen formada del jarrón. Cuando ese punto de mira no está ubicado correctamente, el sujeto no se ve. Es decir que cuando la función simbólica no opera, lo imaginario desfallece.

Para verse convenientemente en el espejo es necesario internalizar la relación con el tótem, es decir, con el padre muerto, con el superyó y el ideal del yo, afirma Zafiropoulos y se pregunta: “¿cómo comprender la estabilidad de la función psíquica que asegura la percepción del yo, si no se advierte el movimiento que lleva a la función simbólica socialmente disponible a pasar del exterior al interior?”

En el seminario 8 La transferencia, Lacan retoma esta idea diciendo que el paso de afuera hacia adentro a través de la solución de la comida totémica, fija el tótem en el cuerpo de los hermanos tras el asesinato del padre. De este modo “se propone presentar una nueva versión de la solución al enigma antropológico que en la unión de la naturaleza y la cultura anuda al hombre y al lenguaje, al hijo sin rostro y al padre totémico (…) Así el sujeto del lenguaje se transforma en hijo del ‘padre’, su palabra, su voz, pero también del conjunto de los intercambios simbólicos precedentes a su llegada al mundo; en síntesis, de la organización simbólica -Otro del sujeto- de la que procede su vida y con respecto al cual él está en deuda”(7).

Herencia… del Nombre-del-Padre

En el capítulo tercero titulado “El nombre del padre la psicosis y la fobia”, Zafiropoulos afirma que Lacan escribe “El mito individual del neurótico” en 1953, en el momento mismo de invención del concepto del Nombre-del-Padre que le debe a la lectura del prefacio de Lévi-Strauss al libro Sociología y antropología de Marcel Mauss, en donde aísla “una función semántica cuyo papel es permitir el ejercicio del pensamiento simbólico pese a la contradicción que le es propia” (8).

Continúa afirmando que el léxico etnológico de la expresión consciente de esa función, pone en serie el mana, el wakan y el orenda como distintos nombres de ese espíritu de las cosas. Afirma que Lévi-Strauss restaura el valor inconsciente de esa noción presentada por él como un significante flotante, función necesaria para que el significante y el significado permanezcan en una relación de complementariedad sin la cual el pensamiento simbólico no puede ejercerse. Entre significante y significado hay siempre para él una inadecuación, siendo el poder del padre muerto o el mana, como indican los indígenas, el único capaz de reabsorber esa inadecuación.

De este modo, liga el padre muerto, el tótem y el mana a ese símbolo en estado puro de valor cero, a ese significante flotante, a esa función semántica que une significado y significante; nociones desde las cuales Lacan derivará el concepto de Nombre-del-Padre.

Ese significante flotante de excepción, es a juicio de Zafiropoulos “una elegante definición de lo que Lacan desplegará a partir de 1953 con la noción de Nombre-del-Padre  (…) en el momento de adherir a la teoría estructuralista del significante de excepción, deja atrás los cimientos durkheimianos que sostenían hasta entonces su teoría el padre”(9).

Lacan comenzará a plantear las consecuencias que la ausencia de ese significante de excepción puedan tener, por ejemplo en las psicosis. Si está une, si falta ese valor simbólico cero, no puede llevarse a cabo el anudamiento entre significado y significante y el campo semántico se desorganiza.

La idea de valor simbólico cero deriva del estudio de Lévi-Strauss de algunas formas institucionales de tipo cero, que son aquellas que: “(…) no tienen una propiedad intrínseca, en sí mismas desprovista de significación. La sociología tropezaría así con un problema que comparte con la lingüística. Ese problema consiste en la existencia de instituciones carentes de  sentido (…)” (10).

Si bien Lacan hereda el concepto de Nombre-del-Padre de esas nociones levistraussianas, en el Epílogo del libro, Zafiropoulos se encarga de subrayar las diferencias entre ambos. Por ejemplo dirá que para Lacan ese significante de excepción no es tanto del Otro, sino el que falta en el Otro. Recoge un párrafo de “Subversión del sujeto…” en donde Lacan escribía: “Observemos con claridad lo que se opone a que se confiera a nuestro significante S (A) el sentido del mana o de cualquiera de sus congéneres (…) sin duda Lévi-Strauss al comentar a Marcel Mauss, quiso reconocer en él el efecto de un símbolo cero. Pero en nuestro caso nos parece que se trata más bien del significante de la falta en ese símbolo cero (…)” (11).

Según Zafiropoulos entonces, Lacan importa de Lévi-Strauss:

-La diferencia entre significante y significado, del prefacio al libro de Marcel Mauss.

-La diferencia entre mito y mitema, de “La estructura de los mitos” en la Antropologíaestructural.

-La función semántica del significante de excepción de valor simbólico cero -que deriva en el Nombre-del-Padre- del Prefacio al libro de Marcel Mauss.

Enel artículo titulado “Un niño (guaraní) ha muerto -Entre la técnica y el rezo-” (12), Enrique Acuña escribía: “Dice M. Zafiropoulos que este punto de anclaje toma el nombre de ´padre muerto` como acceso a lo simbólico en Freud donde el tótem sustituye al padre; y ´valor cero`, función del número de hacerse ´llamado a otro` con el privilegio de contar sin contarse, en Lévi-Strauss. Es esto lo que le sirve a Lacan para inventar el concepto del Nombre-del-Padre”.Al destacar este “llamado a otro” y “contar sin contarse”, se puede apreciar el uso y transformación que ha hecho de esa herencia; símbolos sin sentido que llaman al sentido, más punto de inicio, anclaje sin el cual no hay serie ni cadena.

Por otro lado, en el Curso Anual titulado “De la insistencia a la existencia” que dicta en la Asociación de Psicoanálisis de La Plata en el año 2009, se preguntaba ¿cómo se inscribe Lacan dentro del estructuralismo? Respondía que es por la vía de una exclusión interna, apartándose de él en el punto en el que las propiedades de los elementos de la estructura no están dadas de antemano como lo concibe el estructuralismo, sino que se definen por retroacción, es decir que cada elemento toma un determinado valor en la estructura solo a posteriori.

Se ven los usos y transformaciones que Lacan hace de lo importado. Por un lado, construye el concepto de Nombre-del-padre que como símbolo de valor cero adquiere función de llamado para organizar un campo semántico, y por otro, deduce que los elementos de la estructura cobran su valor retroactivamente. De este modo, se puede ver que pone más énfasis en la contingencia que en la determinación y en el azar que en lo constitucional, y es esto lo que le hace poner un pié fuera del estructuralismo.

 De esta manera, podemos apreciar la operación que ha hecho sobre cada concepto importado para avanzar en una enseñanza que no ha sido sin política. Por lo tanto, en ese retorno, no se trata de dar una vuelta hacia el pasado sin ninguna orientación, sino de ir al texto de Freud para volver al futuro.                                         

Marcelo Ale: Miembro de la APLP, responsable del escritorio «Valores éticos y estéticos del psicoanálisis». Autor de los libros La clínica analítica y las referencias y Pasión y brillo-del concepto a la experiencia- de próxima  aparición. 

Correo electrónico: marricale@infovia.com.ar

  (*)Escrito a partir del comentario del libro de Marcos Zafiropoulos, Lacan con Lévi-Strauss o el retorno a Freud (1951-1957), en el Curso Anual titulado “De la insistencia a la existencia” que dicta Enrique Acuña en la Asociación de Psicoanálisis de La Plata, el 24 de junio 2009.

Publicado en Revista Conceptual –Estudios de Psicoanálisis- Nro. 10, Octubre de 2009

Notas

1- Caruso, Paolo: Conversaciones con Lévi-Strauss, Foucault y Lacan, Anagrama, Barcelona, 1969.

2- García, Germán: “Discursos que se enriquecen”artículo publicado en el diario Página 12 el 4 deseptiembre de 2008.

3- Zafiropoulos, Marcos: Lacan y Lévi-Strauss o el retorno a Freud (1951-1957), Manantial, Buenos Aires, 2006.

4- ob cit, página 70

5- ob cit, página 71

6- ob cit, página  79

7- ob cit, página 110

8- ob cit, página 198

9- ob cit, página 199

10- ob cit, página 206

11- Lacan, Jacques: “Subversión del sujeto y dialéctica del deseo en el inconsciente freudiano”, en Escritos 2, Siglo XXI, Buenos Aires, 1985, Página 801.

12- Acuña, Enrique: “Un niño (guaraní) ha muerto -Entre la técnica y el rezo”, en Revista Microscopía                  Nº 83, publicación de la Asociación de Psicoanálisis de La Plata, Julio de 2009.

Bibliografía:

– Acuña, Enrique: Curso Anual “De la insistencia a la existencia”. Asociación de Psicoanálisis de La Plata, 2009, Inédito.

 – Acuña, Enrique: “Un niño (guaraní) ha muerto -Entre la técnica y el rezo-”, en Revista Microscopía Nº83, publicación de la Asociación de Psicoanálisis de La Plata, Julio 2009.

– Caruso, Paolo: Conversaciones con Lévi-Strauss, Foucault y Lacan, Anagrama, Barcelona, 1969.

– García, Germán: “Discursos que se enriquecen”, artículo publicado en el diario Pagina 12 el 4                          Septiembre de 2008.

– Freud, Sigmund: La interpretación de los sueños, Amorrortu, Buenos Aires, Tomo IV, 1985.

                                Tótem y tabú,  Amorrortu, Buenos Aires, 1985.

– Lacan, Jacques: El seminario, Libro 1, Los escritos técnicos de Freud, Paidós, Barcelona, 1985

– Lacan, Jacques: El seminario, Libro 8, La Transferencia, Paidós, Buenos Aires, 2003.

– Lacan, Jacques: El seminario, Libro 11Los cuatro principios del psicoanálisis, Seix Barral,                           Barcelona, 1977.

– Lacan, Jacques: “Subversión del sujeto y dialéctica del deseo en el inconsciente freudiano”, en Escritos 2, Siglo XXI, Buenos Aires, 1985.

  – Lacan, Jacques: “El estadío del espejo  como formador de la función del yo (je) tal como se nos revela en la experiencia analítica”, en Escritos 1, SigloXXI, Buenos Aires,1985.

– Mauss, Marcel: Sociología y antropología, Tecnos, Madrid, 1991.

– Miller Jacques-Alain: “S´truc-dure”, en Matemas II, Manantial, Buenos Aires, cuarta edición, 1994.

– Lévi-Strauss, Claude: Antropología  estructura 1, EUDEBA, 1968. 

– Zafiropoulos, Marcos: Lacan y Lévi-Strauss o el retorno a Freud (1951-1957), Manantial, Buenos Aires, 2006.

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