En función del examen de las políticas actuales que responden tanto en la esfera pública como privada a lo enigmático (1) del fenómeno de la drogadependencia, surge en el módulo de investigación Soberanía de los consumos y anomia de las adicciones la pregunta a cerca de los espacios de tensión, mas que asimilación, que estas respuestas plantean en relación al psicoanálisis, proponiéndose la perspectiva de un debate.
Sabemos que no son muchas las referencias que encontramos en Freud y en Lacan en relación al tema (2), por lo que resulta interesante investigar lo que la literatura analítica ofrece al respecto, partiendo de la hipótesis siguiente: una lectura de dicha literatura tendría que mostrarnos variedad de versiones que implican a su vez consecuencias y posiciones, siendo tarea de esta investigación ubicar esas diferencias y cual es el acento que las sostiene como tales (3).
En el marco de estas consideraciones generales me interesa formular algunas preguntas a modo de presentación del inicio de una investigación.
¿Toxicómanos, adictos o consumidores?
Antonio Escotado presenta su Historia elemental de las drogas (1996), un compendio de apenas 300 páginas de la Historia general de las drogas, de la siguiente manera: «… En 1989, cuando terminaba una larga investigación sobre el tema – que acabó ocupando tres volúmenes de letra pequeña y exiguos márgenes – el previsible destino de ese libro era descansar en los anaqueles de distintas bibliotecas universitarias (…) no imaginé que produciría cinco reimpresiones en cuatro años, ni que contribuyese a abrir un debate público sobre la cuestión (…), pero la dramática gravedad que el asunto ha llegado a adquirir en nuestros días, sumado al hecho de que compromete directa o indirectamente a todos, sugiere ofrecer un resumen drástico…» (4)
Dejando de lado el hecho evidente que no pierde de vista el autor que la oportunidad de la presentación de su resumen coincide con la de la presentación de los tres volúmenes, interesa destacar que puede fecharse como actual la época en que el uso de drogas adquiere estatuto de flagelo social «que nos involucra a todos», permitiendo a la vez ubicar en una perspectiva histórica las distintas figuras que el fenómeno ha ido adquiriendo. Si decimos (5), y puede constatarse, que desde la antigüedad el hombre ha recurrido al uso de distintas sustancias, de modos diferentes según la época, es recién a fines de siglo XVIII que puede encontrarse un debate en torno al tema, según la literatura de la época.
Desde esta perspectiva pueden verificarse diferentes modalidades en la designación (6) del fenómeno del uso de drogas. Cabe formularse entonces la pregunta sobre las modificaciones que dicha práctica sufre según se la designa de una manera u otra y teniendo en cuenta lo que podemos llamar el contexto de designación, así como la relación que la designación mantiene con lo designado.
Georges Vigarello (7), por ejemplo, sostiene que un producto puede revelarse, según las épocas, objeto de apreciaciones diferentes. Así, la misma sustancia, el mismo material absorbido sugiere con algunas décadas de diferencia observaciones distantes, variadas y sobre todo sensaciones e impresiones físicas diferentes. Habría que demostrar los alcances de esta afirmación llevándola, como hipótesis, a ser un punto nodal en esta investigación.
Es en relación a estas apreciaciones que me interesa destacar tres modalidades de la designación del uso de drogas: toxicomanías, adicciones y consumos, para ubicar su contexto de surgimiento y sus incidencias actuales en el tema que nos ocupa así como lo que ellas sugieren a la vez del usuario de drogas, de las sustancias y de la práctica que resulta de esta relación.
Una primera evidencia que se puede constatar es que estos términos, junto con otros, suelen con cierta frecuencia formar parte de nombres de instituciones que se dedican al estudio y/o tratamiento, prevención, asistencia, etc., del fenómeno drogas. Por otro lado se sancionan conductas ligadas tanto a la salud como a la seguridad pública. Por último, usuarios de drogas se nombran habitualmente con alguno de estos apelativos.
La pregunta es: ¿qué se designa con estos términos?, ¿hay relación de sinonimia entre ellos? Otra evidencia es que puede decirse que de manera corriente estos términos definen en la actualidad mas o menos una práctica caracterizada por el uso, por alguien, de una determinada sustancia o producto que tiene efectos variados al nivel de la sensación.
Si recurrimos, dejando de lado lo que sería el sentido común, al diccionario de la lengua española, vemos que estos términos tienen destinos diferentes. Tomando al azar el diccionario Larousse del año 1972 (Ramón García-Pelayo y Gross ) constatamos que únicamente en la entrada toxicomanía encontramos la referencia al uso de drogas: vicio del toxicómano, siendo este quien abusa de sustancias tóxicas para procurarse sensaciones agradables o suprimir el dolor, tales como éter, morfina, cocaína, opio. Siendo el tóxico definido como veneno. La palabra adicción no aparece y para consumo encontramos la referencia al mercado y las mercancías. La versión 1997 del mismo diccionario incluye para la entrada adicción: estado de dependencia de una droga siendo lo adictivo aquello que crea necesidad o hábito.
Interesantes definiciones que nos llevan a ubicar la noción de toxicomanía (8) como heredera del saber médico pudiendo ubicarse su aparición a fines del siglo XIX, mientras que para la noción de adicción hay que esperar 25 años y, en el medio, el estallido de la noción de drogas con la apelación al flagelo que se acentúa en los últimos 40 años. No he encontrado referencias específicas que permitan situar el término consumo con su connotación actual de designar cierta relación del usuario con una sustancia así como la práctica que de ello resulta.
Estas aproximaciones, que van desde lo que podría llamarse el imaginario actual pasando por lo que se encuentra como referencia léxica, constituyen elementos iniciales de una investigación que me interesa llevar adelante en tanto se encuentran también estas expresiones en la literatura analítica ( de hecho dos de ellas están en el nombre de este módulo de investigación), reenviando así a la pregunta inicial a cerca de las relaciones posibles del psicoanálisis con un fenómeno cuya historia atraviesa los tiempos, planteando la cuestión del uso que de ellas se hace. Por otra parte, constituyen la invitación al debate que desde hace mas de dos años venimos sosteniendo en el módulo.
Notas y referencias bibliográficas iniciales
(1) Cf: Ehremberg, A.»Un mundo de funámbulos». En: Individuos bajo influencia. Drogas, alcoholes, medicamentos psicotrópicos. Ed. Nueva Visión.
(2) Cf: «Algunas referencias sobre toxicomanía y alcoholismo en la obra de S. Freud y J. Lacan». VV.AA: Sujeto, goce y modernidad. Fundamentos de la clínica. Instituto del Campo freudiano. Ed. Atuel TyA.
(3) Por ejemplo la tesis de Silvie Le Poulichet: Toxicomanías y psicoanálisis. Las narcosis del deseo (Amorrortu editores). En el capítulo 1 «Teorías y tóxicos» encontramos la puesta en cuestión, por parte de la autora, de la noción de toxicomanía como así también el posible abordaje psicoanalítico de esta entidad. Así, se refiere a «cierto psicoanálisis» que abría hecho su contribución sobre el asunto y donde se manifiesta una prisa por concluir que este cierto psicoanálisis compartiría con otras teorías, en la constitución de una verdad sobre las toxicomanías, que también sería compartida por los usuarios. Resulta interesante hacer una lectura de las referencias bibliográficas que la autora cita, no quedando del todo claro, por otra parte, cual sería ese «cierto psicoanálisis». A su vez, la tesis misma constituye ya una versión, apelando a la categoría del farmakon como operación característica de la toxicomanía.
(4) Escotado, A. Historia elemental de las drogas. Ed. Anagrama.
(5) Ver protocolo inicial de investigación del módulo Soberanía de los consumos y anomia de las adicciones. Asociación de psicoanálisis de la Plata.
(6) El concepto de designación es uno de los mas importantes de la semántica y se lo define por la relación entre una expresión lingüística, signo o enunciado y las entidades a las que estas expresiones designan. Esta definición se encuentra en: Ale, M: «¿Nos orienta el diagnóstico en la dirección de la cura?». Revista Conceptual, estudios de psicoanálisis. Nº1. Publicación anual de la Asociación de psicoanálisis de La Plata. Octubre de 2000. Ver también: Ferrater Mora, J. Diccionario de filosofía. Ariel filosofía editorial.
(7) Cf: Vigarello, George. «La droga, ¿tiene un pasado?». En Ehremberg, A. Individuos bajo influencia. Drogas, alcoholes y medicamentos psicotrópicos. Ed. Nueva Visión. Ver la lectura que de este artículo encontramos en: González, M: «Excesos, sexualidad y tóxicos». Revista Conceptual, estudios de psicoanálisis Nº 3. Publicación anual de la Asociación de psicoanálisis de la Plata. Octubre de 2002.
(8) Ver al respecto: Ward, Daniela. «Una vuelta a Freud». Revista Conceptual, estudios de psicoanálisis. Nº 3. Publicación anual de la Asociación de psicoanálisis de La plata. Octubre de 2002.