Entre Pigmalion y Narciso. Entrevista al Dr. José Alberto Mainetti

José Alberto Mainetti es Dr. en Medicina y en Filosofía, es Presidente de la Fundación Dr. José María Mainetti para el Progreso de la Medicina, de la ciudad de La Plata, donde funciona la Escuela Latinoa­mericana de Bioética; Investigador Principal del CONICET; autor de varias publicaciones como La crisis de la razón médica, Bioética Ficta, entre otros.

anamorfosis: Hay una oposición entre la deontología médica basada en cierta voluntad de curación, sustentada por el criterio democrático (apoyándose en que la salud es un derecho para todos) y en algunos casos, el llamado enfermo que puede no querer curarse: podría argumentar principios religiosos o incluso científicos. Creemos que esta paradoja, uno de cuyos paradigmas fue la discusión jurídica sobre la eutanasia, introduce cierta vacilación en la praxis médica. En su opinión, ¿cuáles serían las coordenadas que causaron la creación y la reflexión bioética?

J. M.: Yo creo que es fundamental la perspectiva del psicoanálisis sobre la bioética, porque entre ambas disciplinas hay una semejanza histórica, y también sistemática porque la bioética se ha originado a partir de la medicina pero pretende cierta independencia de ella, plantea dimensiones distintas de la propiamente terapéutica médica, esto sería una primera analogía. El psicoanálisis también se quiere separar de lo estrictamente terapéutico o ligado a la psicoterapia, y en este sentido tiene alguna importancia esto que quiero decir, la bioética considerada como nueva ética médica, considerada como una medicina de la vida.
Freud introduce el sujeto patológico, el sujeto psicológico, como el agente de la enfermedad. La importancia de la bioética está en introducir el sujeto moral, el agente racional y libre en la toma de las decisiones terapéuticas, ésta es su virtud y también su limitación, por eso también importante recuperar el sujeto patológico, el sujeto psicopatológico, recuperar toda la introducción del sujeto que desde Freud viene realizando el psicoanálisis. No solamente el sujeto racional y libre, meramente consciente sino el sujeto en su dimensión del deseo y lo inconsciente.
Qué significa enfermo, significa infirmus, el que está débil, vulnerable, y por tanto es incompetente, el paciente ni debe saber, ni debe tomar parte en las decisiones, es más cuanto menos sepa, cuanto menos tome parte en las decisiones, mejor para él. Esto es lo que se ha denominado en términos muy generales el paternalismo médico, estamos siempre en la concepción psicológica del problema, esto es que el mé­dico, el terapeuta en general está autorizado a tomar las decisiones que crea más conveniente para el paciente, sin consultarle, sin la autoridad. .. sin la autorización de ir en contra de la voluntad del interesado, del paciente; otra visión del paternalismo es la desconsideración del sujeto moral.
Ahora, qué ocurre, que la bandera de la bioética en el movimiento médico, en lo que es la bioética en los Estados Unidos en los años ’60 es el intento e introducir el agente moral racional y libre y concreta los derechos jurídicos del paciente, que son fundamentalmente: los derechos a saber, los derechos a decidir y todo lo demás.

anamorfosis: Entonces este sujeto estaría considerado como agente moral racional y libre.

J.M.: El sujeto moral significa racional y libre, para que yo sea moral, para que mis actos sean responsables, por tanto moralmente calificables o jurídicamente calificables, necesito dos condiciones sine qua non: conocimiento, racionalidad y libertad.
Esto se expresa en un procedimiento en un documento que a la vez es ético, jurídico, burocrático, y todo lo que quiera llamarse que es el consentimiento informado.

anamorfosis: ¿Cómo se podría explicar porqué no surgió antes la bioética y porqué sí ahora?

J. M.: Es una pregunta interesante que implica un análisis histórico que tiene diversas perspectivas: una es muy general, cultural, y es el hecho de que la medicina no fue sospechada hasta los años ’60 ’70, como una actividad complicada con valores, se pensó siempre que la ciencia médica según el modelo que ya en el siglo pasado se constitu­ye en hegemónico, la medicina es una ciencia natural, positiva, por lo tanto es ajena a los valores, es una ciencia descriptiva, es una ciencia de hechos; y la medicina que es una aplicación de esa ciencia natural no está contaminada con valores, con aspectos subjetivos, digamos, con gustos, deseos; sino digamos tiene una estructura positiva, descriptiva, y por tanto no se discutía ese aspecto. El creer que la medicina es una ciencia y no tiene entonces como tal relación con valores le daba cierta garantía que los objetivos de la medicina eran objetivos univer­sales y válidos. Lo que empieza a verse es que esto no es así y no es así para ninguna ciencia, y en particular para el arte de curar que im­plica una dimensión subjetiva tanto del punto de vista psicológico, co­mo social, como cultural, y que la ciencia está complicada con valores. Por otra parte, la deontología profesional se basaba en la creencia que la ciencia médica es axiológicamente neutra.
Esto empieza a cambiar, por razones como las que vimos, sociales, la salud empieza a tener otra definición, la salud ya no se define biológicamente sino biográficamente, el concepto de calidad de vida empieza a desplazar el concepto tradicional de salud: digamos calidad de vida es el nuevo nombre de la salud.

anamorfosis: ¿No hay una contradicción que se plantea en estos principios clásicos de la bioética, por ejemplo el de autonomía, el de beneficencia, no se contradicen según apuntaba la primera pregunta? La beneficencia, el bien, Ud. dice, está del lado de lo natural, pero por otro lado el paciente puede negarse a este bien.

J. M.: Uds. me lo están revelando de una manera clara, históricamente era así, el bien de la medicina es un bien natural, el modelo médico del punto de vista moral ha sido el de beneficencia, o beneficio. El médico tenía la seguridad que el arte de curar persigue un telos, un fin en sí mismo valioso, es la teoría naturalista, esto es lo que empieza a cambiar, por muchas razones, ahora después las veremos; por un lado la ciencia médica empieza a tener finalidades, fines que exceden la restauración terapéutica, el volver al orden natural, la normalidad, es decir hay fines de la medicina ahora lo que se puede denominar esta medicina del desee, que está superando de algún modo la finalidad terapéutica, yo suelo recordar aquello de Chesterton en un ensayo muy bonito que se llama «Lo que está mal en el mundo» y uno de sus parágrafos es el error clínico, en el que dice que: «La medicina se conforma con el cuerpo humano normal, y sólo trata de restaurarlo, que el hospital tendrá por necesidad que devolver a su casa a un paciente con una pierna de menos, pero nunca se le ocurrirá en un rapto creador, devolver con una pierna de más», él decía. «A ningún médico se le ocurriría introducir un nuevo tipo de hombre, con una nueva distribución de sus miembros o de sus ojos.» Esto que en los años ’20 podía decirse que es así, hoy ya no es tan así, pensemos en la medicina genética del mañana, pensemos en la medicina cosmética de hoy, en todas las medicinas, en toda esta dirección, en todo este sesgo desiderativo, del deseo que tiene la medicina actual, que excede a la finalidad estrictamente terapéutica que ha sido el eje y la justificación de la medicina.

Yo insisto en un estereotipo pigmaliónico de la medicina contemporánea, y un estereotipo narcisista para el paciente, he hablado de la cultura del narcisismo en la postmodernidad, y he incluida una tercera figura que es la de Noé. Pigmalionismo, Narcisismo y Noquismo son tres estereotipos simbólicos que permiten comprender este drama que es la medicalización de la vida, las posibilidades tecnológicas de transformar la naturaleza humana, este consumismo, esta visión así o legitimación hedonista del sujeto, esta tendencia autoscópica de nuestra cultura, sobre todo de esto que llamamos el postmodernismo, y el Noquismo significa el poder que tiene la medicina, el poder político, económico, de control social.
Lo que el médico sigue hoy considerando que es lo que justifica su acción, el bien del paciente, que llevado al extremo de no considerar ningún otro principio moral, es lo que se llama el paternalismo. Qué es la autonomía, pongamos en otro ángulo la autonomía, autonomía es propiamente autos propio, nomos gobierno o norma, autogobierno o autodeterminación: es decir el sujeto, esto que llamamos sujeto moral, el principio de autonomía sería la concreción de este sujeto moral. La autonomía nos dice que el sujeto se autodetermina y por tanto el acto terapéutico debe estar de una manera comprometido por el sujeto, adherido por el sujeto, es decir que muchas veces hay un conflicto que es el que ustedes señalan entre el beneficio que supuestamente es objetivo, porque todavía se considera que la medicina da prescripciones, órdenes.
En ese espectro tan amplio de la salud, decir qué es calidad de vida, el aborto, la fertilización in vitro, la cirugía estética, entonces entran tantas cosas que la salud se convierte en un concepto normativo.
Y hay un tercero, el de justicia que yo lo suelo ubicar en el ángulo superior, el que toma más distancia de esta relación dual, médico-paciente, el principio de justicia que en bioética fundamentalmente significa, una de las figuras de la justicia que es la distributiva, esto es la distribución proporcional y equitativa de las cargas y beneficios entre los miembros de una sociedad, por ejemplo los impuestos. Entonces la sociedad tiene que regular mediante un principio de justicia la asignación de esos recursos, es el gran tema de nuestros días, el gran problema de nuestros días es que la medicina, el médico no puede sólo actuar como abogado de los mejores intereses sólo del paciente, hay terceras partes comprometidas en el acto médico: la familia, la mutual, el hospital, la sociedad en su conjunto. Entonces este es un tercer factor de este principio de justicia, que está jugando un papel protagonice, cada día más, es decir es un triángulo, un triángulo conflictivo.

anamorfosis: Ud. decía calidad de vida es un bien, ¿es una afir­mación de la bioética?

J. M.: Sí, digamos, bien significa bienestar para la bioética. Los principios de la bioética son universales, se llegó a ellos a través de un proceso de deliberación; la bioética en realidad nació en los Estados Unidos, ya como disciplina, como intento de poner orden en el mundo médico y de la experimentación científica porque un autor en el año 1966, denunció abusos en experimentación humana que se estaban llevando a cabo en EE. UU Y prolongando un poco los juicios de Nüremberg estos experimentos mostraban hasta qué punto el interés de la ciencia pasaba por encima de los derechos de las personas, incluso sacrificaban el bienestar y el beneficio de las personas, por supuesto se hacían sin consentimiento, sin autonomía, con mucha injusticia; generalmente eran los pobres, los negros, los niños, los judíos, en fin los de siempre, había también una discriminación en sujetos humanos.

anamorfosis: Así que podríamos decir que el triángulo se nos complicó, ya tenemos el cuarto término.

J M.: Hasta se podría decir que sí… pero el Belmont habla de los principios que son beneficencia, no maleficencia. Lo que pasa es que desde el punto de vista moral, la obligación de no maleficencia es mucho más fuerte que la de beneficencia. Hay profesiones de beneficencia, no es lo mismo tirar un chico al río que no tirarse para salvarlo. Beneficencia es si yo lo voy a salvar, yo no estoy obligado a hacerlo, pero tirarlo al río eso es maleficencia. Siempre es más fuerte el deber.de no maleficencia, que el deber de beneficencia, lo que pasa es que hay profesiones como la nuestra de la salud que son de beneficencia: trabajan para salvar, para curar, persiguen un bien; entonces trabajamos con el principio de beneficencia pero también mucho más fuerte que el principio de beneficio es el primun non nocere, es decir primero no dañar, que es lo que los hipocráticos defendían del juramento hipocrático, lo fundamental es no dañar.

anamorfosis: Ahora bien, ¿los principios son elementos de uso para responder ante cada caso particular o normas generales? ¿Es decir hay un proceso diagnóstico sobre los casos en la bioética, cómo operan ante un caso?

J.M.: La discusión ya lleva varios años, incluso en su fundamentación. La bioética clínica, los dilemas morales que plantea ante el juicio médico y también la investigación científica sobre sujetos humanos, es también un modelo justamente llamado de los principios, porque como a los autores que querían justamente resolver problemas les costaba muchísimo remontarse a las teorías. Las teorías morales son tantas, y tan disímiles que buscar una fundamentación moral llevaría una discusión interminable.
Las grandes teorías de la vida moral pertenecen a dos grandes grupos, una suerte de dicotomía para entendernos, unas las más clásicas, las más comunes digamos, consideran que el fundamento de la moralidad estriba en las consecuencias de nuestras acciones, si las consecuencias producen bien entonces son moralmente buena, si producen mal entonces son moralmente malas. En cambio los deontólogos, las teorías deontológicas del deber, dicen que no son las consecuencias de nuestras acciones lo que determina la moralidad de nuestros actos, sino su formalidad de acuerdo a un principio a priori que es el deber.
Por ejemplo el caso de mentir o no mentir en la relación terapéutica, para la concepción tradicional, la concepción utilitarista o consecuencialista, si yo miento piadosamente porque de esa manera beneficio al paciente, porque se alivia, no carga con un problema, permito calmar su ansiedad, entonces está justificada mi mentira; para un deontólogo no, porque es moralmente malo independientemente de las consecuencias supuestamente beneficentes, es moralmente malo, incorrecto.
Uds. recuerdan el famoso caso Tarasoff, es un caso de psicoterapia, cómo se manejó bioéticamente el tema. En el campus universitarios de California en los años ’60 un psicoterapeuta atiende a un estudiante del campus, Tarasoff I., este Tarasoff era un delirante que le confesó al médico su intención de matar a su novia, que era una estudiante ahí del campus y el delirante lo hizo, la mató. Los padres de esta chica se enteraron de la existencia de esta confesión y de que el médico no tomó ninguna medida para prevenir este acto, este homicidio, que no intervino, algunas medidas tomó pero no fue lo suficiente para proteger. Entonces esto fue motivo de un juicio muy importante, en el cual los jueces se pronunciaron por dos posiciones, una mayoritaria y otra minoritaria; en una se dijo que el médico había actuado mal, porque si bien la regla moral es la de no revelar la información de lo que nos confía el paciente, si bien esto es verdad también nos dice la regla prima faccie diutti, que cuando hay una justificación para violar esta regla, como es la declaración obligatoria de las enfermedades, o como en este caso que es el bien superior a la autonomía del paciente o su privacidad que puede ser lo que garantiza o respeta el principio este de confidencialidad. En este caso entonces estaba justificado, es más tenía la obligación el médico de hacer prevalecer el bien más importante que es la vida de la persona, frente a la privacidad de su cliente; lo que se objeta es si tiene moralmente facultad para decir o no decir. Por ejemplo ahora está el caso del cura con la enferma con sida. La opinión minoritaria dice (sin embargo no dice) que hizo bien el médico en no revelar el secreto y no haber tomado acciones porque le dio prioridad al principio de autonomía sobre el de beneficencia, cuál sería la teoría Uds. dirán, una teoría deontológica, la otra es consecuencialista, la mo­ral es una cuestión de deber y el médico cumplió con su deber a pesar de las consecuencias. No, utiliza una teoría utilitarista del punto de vista profesional, se ve cómo las teorías están a veces confundidas con los principios. Dice la fundamentación que si los psiquiatras, los psicoterapeutas tuvieran la licitud para estar revelando permanentemente los secretos de sus pacientes, esto redundaría a la larga en un gran perjuicio para la sociedad, porque perdería credibilidad la profesión.

anamorfosis: Bien, tenemos la disciplina con un método en el cual hay diversas disciplinas que participan en la decisión bioética, los llamados comités de bioética. ¿Esta confluencia implica un obstáculo a definir sus fundamentos, los límites de su acción y la teoría de la decisión que sustentan?

J. M.: Desde el punto de vista metodológico el título más glorioso de la bioética, es que la bioética es una práctica, es una forma de trabajo interdisciplinario, de trabajo ideológico del punto de vista ideológico y conceptual donde hay distintas perspectivas, familias espirituales; biológicas, religiosas, políticas, y también transcultural porque implica tomar en cuenta diferencias de costumbres, de actitudes, etc. En ese sentido es un modelo la bioética. Si la interdisciplinariedad puede causar un inconveniente creo que no, porque es algo muy pragmático, la bioética del trabajo clínico atiende al caso desde distintas perspectivas pero todas son con alguna incidencia en lo normativo es decir en cuál es la regulación de una conducta determinada.
Los principios son muy principescos, muy generales, muy universales, cuando llega el momento de su aplicación las diferencias son muy grandes. Es una ética que se llama de mínimos, tenemos que tener en cuenta que la bioética que nació hace 25 años con el modelo de los principios, con una mentalidad muy ligada a una racionalidad instrumental o científica. Fíjense que en los EE.UU cuando aparecen los temas bioéticos, si está muerto no está muerto, definición de muerte y todas estas cosas, los médicos llaman en su ayuda a los especialistas en ética, que suelen ser los seminaristas, los curas, los teólogos, los filósofos que empiezan a desayunarse de las posibilidades de aplicación de la filosofía, no nos olvidemos que ha sido una gran salida también laboral para todos los humanistas la bioética. Por primera vez aparece la posibilidad de aplicar el discurso filosófico o humanista a la praxis médica en general. Morales que construyen un lindo aparato para satisfacer nuestra etiqueta, pero en el fondo es una ingeniería, tratamos de manipular una situación.

anamorfosis: ¿Se ha vuelto a la Ética a Nicómaco?

J M.: Se ha vuelto a Aristóteles, claro, se ha vuelto a la convicción que la vida moral no es una… hay que tener en cuenta también que el modelo de los principios nace en la propiedad anglosajona, liberal, donde la moral se hace una moral de reglas, un poco de etiqueta, porque se ha perdido una concepción comunitaria de la vida moral, hacen falta los principios con ciertos códigos de circulación.

anamorfosis: Se habla de una reintroducción del humanismo, y se dice «la bioética convoca a un sujeto» ahora bien, ¿de qué sujeto se trata si hay personas que pueden decidir contra sí, contra la norma inclusive, o lo que sería el bien de la calidad de vida? Entonces este sujeto convocado ¿cómo se puede entender moral por un lado y al mismo tiempo contamos que en el caso alguien opere contra eso?

J M.: Es la pregunta fundamental y creo que no hay una respuesta definitiva para esto, lo único que se puede decir es el carácter de introducción del sujeto moral y ponerlo en una historia que consiste en la introducción del sujeto en la medicina. Es decir en la ruptura del modelo científico natural, positivista. Creo que la introducción del sujeto moral es la última consagración de esta introducción del sujeto, del sujeto psicológico, del sujeto social, del sujeto epistemológico y finalmente del sujeto moral.

anamorfosis: Es múltiplemente definido entonces.

J. M.: Yo creo que sí, yo creo que un poco la bioética también con este modelo de los principios.

anamorfosis: No es unívoco entonces.

J. M.: Claro, creo que la bioética se está manejando con un sujeto muy abstracto, esta es la verdad, con un modelo de principios que en el fondo refleja un agente moral universal libre y racional, que no existe.
Por eso, cada día se ve más, inclusive con el ambiente postmoderno hay un gran relativismo moral porque justamente estamos trabajando con un sujeto universal y abstracto. Lo que estamos viendo… qué es una autonomía, desde dónde me la cuenta, sobre todo una sociedad donde los sujetos están inducidos a la acción a través de la propaganda, la sociedad de consumo, etc.
Qué es la autonomía, qué es ese sujeto, existe ese sujeto agente moral racional y libre, evidentemente es una creación filosófica. Una comprensión del sujeto hoy con la tendencia narrativa y hermenéutica; es decir se vuelve a la hermenéutica, se vuelve a la interpretación.

anamorfosis: Van a tener que volver a los psicoanalistas…

J. M.: Yo diría que el modelo postmoderno de medicina, respecto del modelo moderno ilustrado del siglo pasado positivista, tiene tres aspectos. Primero es un modelo holístico, es decir integrativo; no se puede hablar de salud bajo una dimensión ni se puede hablar de enfermedad bajo una dimensión, es pluridimensional, multicausal, multifactorial, no puede quedar nada afuera, hoy es muy difícil decir que la etiología es el virus, reducir las causas, el estrato de realidad. Hoy por eso en el fondo hablamos de una antropología, es decir que el tema de la salud o la enfermedad es una antropología, lo que está en juego es el sujeto, es el hombre, el hombre en su totalidad. Segundo, el método de acceso a eso que para la ciencia natural es el explicativo, es el método hermenéutico, es la lectura, la interpretación. Y finalmente que es el aspecto más moral, el arte de curar es un arte evaluativo, permanente­mente evaluativo, donde yo tengo que estar evaluando, tengo que estar haciendo opciones de valores; tengo que optar.
Hay una gran tendencia a hacer una nueva historia clínica, hay que hacer una patografía donde aparezca el sujeto, ¿el sujeto qué es?: sus opciones, su testamento vital, su consentimiento informado, su historia familiar, la historia analítica.

anamorfosis: Caso por caso versus universal.

J M.: La tendencia es ésa ahora, creo que de algún modo tene­mos que volver a la antropología como fundamento de esto, es una teoría del hombre más que una teoría de la moral abstracta. Desde el punto de vista médico, desde el punto de vista clínico, hay una pequeña ilusión de que la historia clínica pueda recoger todos estos datos y pueda realizar un verdadero axiograma, un registro de los valores del paciente, eso decía yo es metodológicamente el objetivo de la bioética clínica, si la bioética no nos ayuda al axiograma, si la bioética no es un ethoscopio es decir un visor de estos valores, un método para captar estos valores entonces será un bleff como tantos otros dentro o fuera de la medicina.

anamorfosis: Demos un salto, estábamos en el extremo del caso, ahora la pregunta es si el alcance de las decisiones en el ámbito de la vida, de la manipulación genética, desastres nucleares, etc., amplía el horizonte de esta praxis. Sin embargo observamos un mecanismo común, en la regulación de los hechos de desencadenamiento de la técnica o las prácticas que pueden ser irracionales, su sanción es siempre a posteriori de realizadas, entonces ¿qué aseguraría la denomina­da transparencia en las decisiones? y además ¿podríamos pensar a la bioética como un dique preventivo o curativo a lo que Freud llamó malestar en la cultura?

J. M.: Hemos dado un círculo hermenéutico, si bien hemos partido de la existencia de un sujeto mora! una novedad, una cosa clara y tinta, finalmente vemos que ese sujeto moral es el hombre, o la vida, o como quiera Mamarse, y que excede enormemente a todo intento de encasillarlo en una teoría, en un método, parece que estamos por ahí.

anamorfosis: En la polis estaban el amo y el esclavo.

J. M.: Si para el griego esto era natural.

anamorfosis: Ud. decía para el griego ¡qué autonomía!

J. M.: Entramos en el tema del pluralismo moral, para entrar en la pregunta que creo entenderla bien, la novedad de la bioética es que se da por primera vez que yo sepa, un discurso moral que tiene carácter científico. Es decir la moral nunca gozó de predicamento, la moral se consideraba una cosa de moral, anticientífico, incluso en la filosofía nunca le dio mucha bolilla a la moral, la moral es como un derivado de la filosofía primera también para Aristóteles. Porque la ética es el reconocimiento de cómo es la libertad, en realidad la ética no nos enseña nada. Si yo sé cómo las cosas son, la ética consiste en compor­tarse como las cosas son.

anamorfosis: Depende de la Interpretación.

J M.: Negada como tal en la cultura tradicional, porque se la considera como un saber. ¡Eso es filosófico, no ciencia!
Es que la moral depende de una visión, de una visión metafísica, religiosa, filosófica, moral histórica, cínica, aristotélica, platónica, la moral depende de una visión metafísica, si de una interpretación, de una lectura de la realidad, de una cosmovisión.
Para la ciencia las cuestiones morales son cuestiones aparte, no tienen que complicar el proceso científico, porque las cuestiones morales son subjetivas, relativas, dependen de la religión, de la política, del derecho, de cosas que no tienen que ver con los hechos, eso es el desprestigio que tenía la moral.

anamorfosis: Filosofía del lenguaje.

J. M.: Sí, exacto, si la concepción filolingüística que tanta importancia ha tenido, pero produjo un gran análisis del discurso moral pero ninguna ética práctica, aplicada. Con la medicina ocurre esto, se produce un movimiento de ética aplicada, o de ética práctica. Es el intento por utilizar el discurso moral a los problemas de la vida corriente, vendría a ser como la ética de la vida cotidiana, como la psicopatología de la vida cotidiana.
No hay una cibernética, una ética de la robótica, no hay una ética de la física, la única ciencia nueva si se puede llamar así, es esta bioética, es algo muy curioso desde el punto de vista de su estatuto epistemológico. Hoy hay un discurso normativo que nace de las ciencias médicas y que ha resucitado el discurso moral, de todas maneras la bioética es el referente de todo el discurso moral.
Qué es lo que está pasando y por qué la bioética es patognomónica de este fin de siglo, como propuesta de discurso moral en este campo de las ciencias de la vida. Es evidente que en la primera mitad del siglo la ciencia dominante fue la física con un modelo teórico que fue la física nuclear, una técnica derivada de ella la fisión atómica y que luego de la mitad del siglo aparece una nueva ciencia reina, la biología molecular y una técnica derivada como la biogenética o la biotecnología.

anamorfosis: En este desarrollo: la física, el horror de la bomba y…

J. M.: Es cierto, los fantasmas del átomo se transfieren al gen, en el imaginario social, unos hablan de una exageración, es verdad que la física a través de la tecnología nuclear, lo de Hiroshima y Nagasaki, la biología todavía no ha producido semejante monstruosidad.

anamorfosis: ¿Todavía?

J. M.: Todavía, sí, todavía no hemos podido producir cosas peores de las que hace la naturaleza. Entramos en el campo macro, nuestra cultura se definir ya como se ha dicho tantas veces la cultura de la ciencia y la técnica, el desarrollo máximo tecnocientífico se ha dado en nuestro siglo, y justo con el desarrollo tecnocientífico la necesidad que tiene el hombre, casi cultural ethique mítica, el hombre encuentra que es necesario un control, yo tengo una respuesta mítica con el tema. De alguna manera ya no se puede haber libremente ciencia y técnica sin tener alguna manera de control social, por qué, hay varias razones, hoy se habla de tecnociencia porque ya ciencia y técnica no son dos cosas que están como separadas, que la ciencia es algo especulativo que utilizamos para conocer y la técnica depende de cómo usemos la ciencia, eso ya no es tan claro por toda esta crítica que se le ha hecho al conocimiento científico; si tiene valores o no tiene valores, hemos perdido la visión inocente de la ciencia, cosa que nunca nadie la tuvo porque desde el pecado original la epistemofilia es la que nos hace pecar esto lo hemos sabido.
Posiblemente por el tema de la bomba. Recuerden la expresión famosa de Oppenheimer después de Hiroshima: «Los físicos hemos conocido el pecado» Nos damos cuenta que nuestro saber no es inocente.

anamorfosis: Terminan hablando de religión.

J. M.: Y en el fondo. Einstein mismo es un hombre religioso, cuando dice «Dios no juega a los dados», de alguna manera hay una razón, un principio que no es el azar. Es un aspecto.
Esta ambivalencia de la técnica reconocida desde el mito, pero que sólo la ciencia se hace de una capacidad destructiva con la energía nuclear, el hombre logra una capacidad destructiva que es la misma posibilidad de destrucción de la especie y no solamente la bomba, sino después de la bomba, la bomba demográfica y la bomba ecológica. También comprendemos, cosas que Freud no pudo ver, que ese malestar en la cultura está hoy representado en el tema ecológico, nuestro proceso de civilización es un experimento desgraciado del punto de vista natural. El hombre con su proyecto científico, técnico, industrial, lo que está haciendo es devastar el planeta, es el problema con el que nace la bioética en el terreno macro.
Segundo aspecto de la ciencia que merece una reflexión de carácter práctico y aplicado, y con posibilidades de normalizar el proyecto científico tecnológico, es este carácter operativo que tiene la ciencia, la ciencia actual no es contemplativa sino fáctica, que transforma la realidad, yo creo que la expresión tal vez cimera de esto es todas las posibilidades que tiene la física y la biología actual de crear nuevas sustancias, nuevos compuestos y por tanto aparece el fantasma del aprendiz de brujo, de Frankenstein, todas estas posibilidades creativas.
Por último creo que hay una tercera característica de la ciencia actual, que creo no ha sido lo suficientemente notada a mi juicio, que es su carácter demiúrgico, esto es lo que hace más moral el asunto, su carácter transformador de la naturaleza humana.
Yo tengo una visión de este problema que es el de la revolución de Pigmalión.
Pigmalión en la mitología griega era un escultor en Chipre — vinculado a la sexualidad, la interpretación psicoanalítica de todo esto daría para mucho, no lo ha intentado nadie que yo sepa—, Pigmalión se ha enojado con las mujeres, las Propiatides, porque estas mujeres eran las sacerdotisas de Venus, las adoradoras del amor, pero en un momento negaron a Venus el carácter de diosa, entonces en castigo por haber negado a Venus la diosa del amor su condición de tal, fueron condenadas con la prostitución, y esto es curioso, porque como dice Ricoeur en La historia de las religiones, en todas las religiones hay un momento donde el sexo es sagrado, la fecundidad, los ritos sagrarios, después viene el período donde la sexualidad se reprime y se considera pecado. Después viene desde Marcuse, lo sabemos, un intento de reincorporar a Eros en la economía, en la liberación del hombre. Bueno, pero éste no es el tema mío, el tema que a mí me interesa es el clásico; Pigmalión no quiere saber nada con las mujeres, no quiere sexo, no quiere estar unido a la naturaleza, a la mujer, lo que más representa el elemento natural, entonces se recluye en su atelier para producir la obra de arte, el producto de sus manos, lo antinatural, el artificio. El artificio, no podía ser de otro modo, traiciona su subconsciente, es una figura de mujer de la que él se enamora y logra que Venus, la diosa del amor, le convierta a esta estatua en una mujer, que es Calatea, es el milagro de Venus. Es el tema que plantea Ovidio que recorre toda la cultura occidental hasta Bernard Shaw, que tiene por supuesto una lectura muy machista, el hombre que quiere a la mujer de sus sueños.
Yo utilizo este tema, la revolución de Pigmalión para mostrar, como en Pigmalión está muy clara esta voluntad antropoplástica, de transformar la naturaleza humana que es la revolución biológica y que la medicina está logrando cada vez más.
El tema es el siguiente: el desarrollo de la cultura, ya que hablamos de Freud, yo diría que la técnica ha pasado por tres fundamentales momentos.
Primero está la técnica que yo llamo con un mito la técnica prometeica, que corresponde al paleolítico superior, homo sapiens, el hombre se diferencia del animal porque es un ser biológicamente desvalido; el carácter deficitario, de minusválido, de carenciado, de inespecífico, que tiene biológicamente el hombre, sabemos por las principales teorías de la evolución, que la evolución va hacia formas más especializadas, el hombre rompe con esta continuidad, el hombre ya no es el resultado de la evolución, algo ha pasado, se dice más bien que el hombre es más bien inmaduro, que hay un proceso de neotécnica en el hombre, no quie­ro meterme en este tema, la antropología es mi gusto mayor.

anamorfosis: Podría ser otro reportaje.

J M.: La primera técnica se describe muy bien en el mito de Prometeo, dice que: cuando llegó el momento de la creación del hombre los dioses le pidieron a Prometeo que se ocupara de este asunto pero en vez de ir Prometeo fue su hermano Epimeteo el tonto y repartió entre los animales las dotes, cuando llegó el hombre, tarde al reparto, ya había repartido todo y no supo qué darle, entonces el hombre estaba desnudo, desarmado. La indefensión mítica. Prometeo viendo la torpeza que había hecho su hermano no tuvo otra posibilidad de reparar la pérdida del hombre que estaba condenado a la extinción, que recurrir a los dioses, robarles es un robo, robarles el fuego sagrado que es la inteligencia técnica, eso que distingue al hombre, el lenguaje, llámesele como quiera: lo que hace la diferencia antropológica respecto de cualquier otro ser natural, la razón, el logos, el lenguaje.
Veamos la epicrisis de la cultura ya que estamos en el malestar.
Entonces los dioses apiadados del hombre lo mandan a Hermes o Mercurio, hermenéutica viene de Hermes, porque Hermes era el alcahuete de los dioses porque iba desde el Olimpo hasta el Ayo donde estaban los condenados, los muertos, pasando por todos los mortales, era el típico hermeneuta, porque conocía todos los niveles, era el verdadero alcahuete porque iba con el lenguaje y lo que para los griegos es la trampa, era en realidad un tramposo, un engañador, siempre iba disfrazado.
Ésa es la concepción griega clásica, del caso lo que me interesaba señalar es que la técnica según Prometeo, sería la adaptación del hombre a la naturaleza, a partir de un hecho originario que es la indefensión biológica del hombre.
La tercera forma, por supuesto una teoría un poco audaz, una hipótesis de trabajo un poco fantasiosa. Estaría dada por Pigmalión que sería la figura de una técnica que no sería ya la de adaptar al hombre a la naturaleza, ni adaptar la naturaleza al hombre, sino a transformar al hombre mismo. La rebotica, la biogenética, hablan de una voluntad demiúrgica, de una transformación de la naturaleza humana. Esto es lo que crea una gran incertidumbre desde el punto de vista ético, porque no se trata ya de qué debemos hacer sino de qué debemos ser, qué va a ser de nosotros, qué será el hombre; alguien ha dicho «el hombre inventó la máquina y la máquina inventará al hombre», es decir que nuestra técnica nos va a recrear. Hay una lectura optimista en menos gente y una lectura pesimista en mucha más gente.

anamorfosis: Hay una polis internacional, el mundo, el estado, el lugar del bioeticista y de la bioética, dado que existen los comités, sería el de un Hermes que interpreta sobre el bien.

J. M.: Sí, ya no el bioeticista sino la bioeticidad institucional, digamos, es cierto frente a una situación como esta pasamos a la biopolítica. Es evidente que con estos poderes se acepte o no esta concepción demiúrgica o pigmaliónica, anda por ahí la cosa, estamos frente a poderes de crear, retocar la vida y transformar la vida; entonces esto exige un control político, el concepto tradicional que teníamos que era la libertad científica desde Galileo sabemos lo que ha costado a la ciencia sacarla del secuestro ideológico, religioso, y la importancia de la ciencia, pero hoy estamos al revés.

anamorfosis: Entonces mito y ciencia no están tan lejos.

J. M.: No, las invenciones literarias y las invenciones técnicas res­ponden a lo originario. Uds. conocen más que yo de esto.
Qué mecanismo de control, hasta ahora no se ve otro que a través de !a institucionalización del discurso moral en una comunidad, de comunicación. La prueba está en la conformación de las comisiones de bioética, en todos los países desarrollados, a nivel nacional el poder ejecutivo y legislativo.

anamorfosis: Hay una eficacia simbólica sobre el poder de decisión en los casos y a nivel macro también, ¿cuál sería el límite de la interpretación de este Mermes de la bioeticidad?

J M.: Quién controla a quien controla, cómo es, quién norma a quién. Es el problema. Se tuvo una gran ilusión, que el discurso moral iba a poder ser multidisciplinario, pluralista, multinacional, o transcultural. Pero sin embargo estamos también frente a cruzadas morales. Cada vez son más violentas y conflictivas las posiciones morales: paradójicamente por un lado una moral light donde todo se puede negociar, pero también un fanatismo moral que… este es el fin de siglo, qué sé yo que acelera todo este proceso de caos y discusión.
La razón está oscilando entre dos polos, es un trabajo que se arma en el discurso. Una de las éticas que está más consagrada, por lo menos a nivel europeo es la ética de la comunicación, que considera que el último fundamento de la moralidad está en el lenguaje, lo que debemos busca es una comunidad ideal de comunicación, es decir una comunidad en la cual el discurso no sea el discurso hegemónico, el discurso del poder que es el discurso político. Siempre dominar a otro, el señorío sobre el otro. Lo del amo y el esclavo de Hegel.
En cambio el ideal del discurso moral sería, donde se contemplen las posiciones desde una comunicación libre, no estratégica.

anamorfosis: Culminaríamos entre diálogo e interpretación.

J M.: Sí, está muy ligada la teoría crítica de la comunicación con todo el movimiento de la narrativa, hermenéutico; claro que sí.

*Entrevista realizada por María Inés Urcola y Germán A. Schwindt. Cuestionario escrito redactado por Enrique Acuña. La Plata, septiembre de 1995.

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