Incidencias en la práctica del modo de concebir los conceptos
Los términos locuras y psicosis han sido empleados antes del surgimiento del psicoanálisis. Se puede constatar sus diferentes acepciones en el campo de la teología -en Elogio de la locura de Erasmo de Rótterdam-, en el de la filosofía- la locura en la Fenomenología del espíritu en Hegel- y en el de la psiquiatría, en la psicosis de Kreapelin por ejemplo.
Desde el inicio de su enseñanza, Lacan distingue el concepto de locura del de psicosis, oponiéndose así al uso común que los homologa. Esta confusión puede incidir en la práctica analítica, por lo cual podríamos preguntarnos: ¿Qué diferencias hay entre los conceptos de locuras y psicosis cuando el contexto de doctrina es la teoría estructural que establece clases discontinuas (Neurosis-Psicosis-Perversión) o cuando lo es la teoría borromea, donde el contexto de doctrina es la clínica de los anudamientos entre los registros Real, Simbólico e Imaginario? ¿Cómo y por qué Lacan pasa, sin dejarla de lado, de la referencia de la teoría estructural-discontinua a la borromea-continua?
El paso de un contexto de doctrina a otro se da en el marco de los seminarios RSI y El sinthome, aunque ya en Aún y Los desengañados se engañan o los nombres del padre lo anticipa, paso que instala un más allá de la teoría estructural que distingue neurosis de psicosis en función de la presencia o ausencia del Nombre del Padre.
Las nuevas herramientas conceptuales que sustituyen a las de la teoría de la presencia o ausencia del Nombre del Padre, son los registros RSI y sus anudamientos o desanudamientos. Son aquellas con las que se puede interpretar de un modo diferente lo que sucede a cada analizante en la práctica analítica. La elaboración de una doctrina de la práctica analítica puede encontrar un camino que pueda dar cuenta de la elaboración de casos clínicos de un modo diferente al que lo podríamos hacer con esas herramientas conceptuales de la teoría estructural.
Estas variaciones respecto del paradigma tienden a elaborar una doctrina de la práctica que permite leer los casos no ya como ejemplo de clases discontinuas, sino como modos de anudamientos de los registros RSI.
Se tratará en el desarrollo del Seminario de Investigación Analítica, de investigar y debatir sobre la dialéctica entre la experiencia analítica y los marcos conceptuales con los que se la intenta interpretar, marcos conceptuales que no son ajenos a los discursos que dominan en cada época.
Teoría estructural: locura general, psicosis particular
En el escrito «Acerca de la causalidad psíquica» (1946) de J. Lacan, la locura aparece como el modo delirante de relación al otro que implica la alienación imaginaria. La referencia es al «individualismo» hegeliano de la Fenomenología el espíritu, individualismo montado sobre los conceptos de delirio de infatuación o presunción y ley del corazón. Para ejemplificar esta acepción de locura, Hegel toma el caso de Karl Moon, personaje central en la obra Los bandidos de Schiller, y Lacan hace referencia en este escrito a un texto literario, El misántropo de Moliere, en el cual se puede leer en su personaje Alcestes las características que Hegel atribuyera a su «fórmula general de la locura».
Según esta versión, la locura es un fenómeno montado en la relación narcisista con el otro; por lo tanto, puede presentarse en cualquier estructura. El yo está loco, es decir, alienado al otro. Esta locura «para todos» se diferencia de la psicosis que queda del lado de una estructura particular en función de la presencia del mecanismo de la forclusión.
En la época de este escrito, Lacan destaca la continuidad de lo normal y lo patológico, y no subraya como lo hará luego en el seminario sobre Las psicosis la diferencia de las estructura clínicas. En ese momento el término locura abarca una posibilidad abierta a toda subjetividad, más allá de las estructuras clínicas en sí. En cambio, en las primeras clases del seminario Las psicosis, los dos términos aparecen como sinónimos. Lacan a veces los homologa, a veces los distingue…
Teoría borromea: locura desanudamiento, psicosis modo de anudamiento
La diferencia entre locura y psicosis con el recurso de la teoría de nudos que Lacan emplea a partir de los años setenta, está dada en que la psicosis es conceptualizada como una manera particular de anudamiento de los registros RSI distinto del de la neurosis, y la locura como su desanudamiento.Según este nuevo paradigma, ya no se trata de la discontinuidad de las clases de síntomas que distingue a un conjunto de casos de otros. Ya no se distinguen clases sino modos de anudamientos de los registros ante esa relación universal que tiene todo ser hablante con el lenguaje.
Este nuevo marco conceptual ha dado nacimiento a nuevas expresiones como psicosis ordinarias, forclusión generalizada, neodesencadenamientos, neoconversiones, etc, que conducen a preguntarnos por el destino de las viejas categorías de neurosis y psicosis, por ejemplo al punto de escuchar decir que «ha desaparecido la clínica estructural».
¿Qué locuras, qué psicosis y qué teoría de la práctica analítica se ponen en juego en cada contexto doctrinario? Un esquema comparativo podrá orientar la investigación:
Clínica del síntoma como invención particular
Eric Laurent en su libro El sentimiento delirante de la vida afirma que este es un momento de la civilización en el que tenemos que inventar recursos diferentes al standart del Nombre del Padre: fines del siglo XIX e inicios del XX era el momento en el cual éste tenía una función. Esto permitía separar psicosis y neurosis de manera clara. Ahora, en el momento del Otro que no existe, al borrarse los usos standart del Nombre del Padre, se borra también un cierto uso de la barrera neurosis-psicosis.
Esta época, dice Laurent, silencia los Nombres del Padre e induce a vivir con las invenciones particulares que ocupan el lugar de lo que fue esa herramienta standart. Somos llevados a inventar nuestra herramienta particular para interpretar al mundo y guiarnos en materia de goce, a inventarnos un recurso particular cuando no creemos más en ese instrumento. En el «todo el mundo es loco, es decir delirante» de Lacan en Vinncenes (1), se puede suponer una metáfora en donde el síntoma particular como delirio de cada uno va al lugar de la ausencia general del Nombre del Padre.
Comentando esta frase de Lacan, Jacques-Alain Miller en «Todo el mundo es loco»(2) afirma que esta locura es general, incluso universal, es una locura que es delirio: «el delirio comienza con el saber, cuando a un significante que está solo se le articula un segundo». Es a partir de esta manera de concebir el delirio como producción de la significación por la vía de la articulación significante, que podemos decir «todos somos delirantes», independientemente de la estructura clínica. Continua planteando que esta locura de todos no es la psicosis, porque esta última es una categoría de la clínica con la cual se trata de capturar algo que se inscribe en ese universal. Liga la locura a lo general y la psicosis a lo particular.
En los debates que se han planteado en los últimos años alrededor de las nuevas categorías surgidas bajo el techo de doctrina llamada teoría borromea -que como he planteado antes son psicosis ordinarias, neodesencadenamientos, neoconversiones, etc- ha surgido la idea de que la continuidad que implica los modos de anudamientos conduce a la «disolución» de la clínica diferencial neurosis-psicosis.
Enrique Acuña, en la clase del 7 de marzo de 2012 del Curso Anual que dicta en la Asociación de psicoanálisis de La Plata, titulado «El objeto el psicoanálisis-lo que queda por decir-», planteaba algunos interrogantes que podrían surgir a partir de afirmaciones tales como «disolución de la clínica». Por ejemplo, según aquel enunciado de Lacan en Vincenes en 1978 cuando decía «Todo el mundo es loco, es decir delirante», ¿se anularía la repartición en clases que implica la clínica diferencial, la idea que el delirio es específico de las psicosis? Entonces, ¿ya no hay más psicosis o neurosis, hay sólo locuras? ¿Se trata sólo de un cambio de paradigma teórico con el cual se supone interpretar de un modo más ajustado la relación al lenguaje del sujeto contemporáneo?
Si subrayamos que la función del sinthome reemplaza en esta época a la función del Nombre del Padre, nos detendríamos sólo en las consecuencias que un cambio de discurso produce en la subjetividad de la época. Si nos atenemos solamente a la «novedad»conceptual, ¿descuidamos eso que retorna -independientemente de la época- siempre de la misma manera ligado a la falta en lo simbólico?
Estos son algunos de los interrogantes que podríamos intentar esclarecer a partir de los sintagmas que surgen desde este nuevo paradigma de la clínica de los anudamientos y desanudamientos entre los registros RSI. Quizás no se trate de la sustitución de un esquema conceptual por otro, de la «desaparición de la clínica estructural». Sí se trata de interrogarnos por el uso y el destino de la teoría estructural: qué interpretación de la relación del sujeto al lenguaje priorizamos y qué dirección de la cura se impone en un contexto de doctrina así.
Notas
(1) Intervención de Lacan en Vincennes en 1978, publicada originalmente en la revista Ornicar? 17/18.
(2) Miller Jacques-Alain «Todo el mundo es loco I y II» Clases del 4 y 18 de junio de 2008 de su Curso «La orientación Lacaniana» Publicadas en Revista Lacaniana de psicoanálisis Numero 11. Publicación de la Escuela de la Orientación Lacaniana, página 33.
– Acuña, Enrique. Curso Anual «El objeto del psicoanálisis-lo que queda por decir-».APLP 2012.
– Lacan, Jacques. «Acerca de la causalidad psíquica». Escritos 1.Siglo XXI
Seminario 3 Las psicosis.Paidós
Seminario 22 RSI Inédito
Seminario 23 El sinthome. Paidós
– Hegel. Fenomenología el espíritu. Fondo de Cultura económica
– Moliere. El Misántropo. Editorial Cátedra
– Laurent, Eric. El sentimiento delirante de la vida. Colección Diva
– Miller, Jacques-Allain. «Todo el mundo es loco I y II».En Revista Lacaniana de psicoanálisis. Publicación de la escuela de la Orientación Lacaniana