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Diálogo Lacan-Badiou

En el libro “Debates contemporáneos, Psicoanálisis y Filosofía” Germán García hace una presentación de Alain Badiou, en 1992. Cuando Raúl Cerdeira comienza con la revista “Acontecimiento” en el año 1991, se empiezan a difundir con regularidad sus trabajos, ahí es donde aparecen obras como “El ser y el acontecimiento” (1998).

Para pensar los conceptos de Badiou apelo a una de sus citas mas famosas que está en el libro “El ser y el acontecimiento”: “Con respecto a la doctrina del sujeto, el examen particular de cada uno de los procedimientos genéricos dará lugar a una estética, a una teoría de la ciencia, a una filosofía de la política y finalmente, a los misterios del amor, a un cruce sin fusión con el psicoanálisis.”

Parece ser esta la clave para introducirnos en su obra, puesto que los conceptos de Badiou están altamente influidos por Lacan, por eso es que se establecen debates que en realidad son cruces teóricos pero no se pueden fusionar.

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Este es el subtítulo del texto del libro “Debates Contemporáneos, Psicoanálisis y Filosofía” donde Badiou plantea las cuestiones fundamentales de este cruce.

El primer concepto que es el que es común a la filosofía y al psicoanálisis es la cuestión de la verdad. Para pensar la cuestión de la verdad conviene que hagamos un rastreo de algunas concepciones. La verdad como aquello que perdura, lo memorable, lo que es sacado a la luz, y que tiene como característica principal es ser asertórica, siempre idéntica a si misma. Verdad religiosa.

La verdad como desocultación de lo que yace oculto o disimulado. Caracterizada por el fragmento de Heráclito: “La autentica naturaleza de las cosas suele estar oculta”.

Como justeza del mirar, correspondencia entre la percepción y el enunciar, como adecuación de la idea a la cosa. La verdad como criterio Lógico, se trata de asegurar las vías lógicas que determinen ya no la correspondencia con cosa alguna, sino la verdad de un enunciado en cuanto que no exista contradicción en si mismo.

La verdad que surge a partir de la subversión fundamental producida por Freud. La verdad que subyace a todo enunciado, es decir la verdad como causa. Lo que falta al sujeto al pensarse totalizado por su cogito.

El cogito cartesiano es el hito esencial para el surgimiento de la ciencia, el paso dado por Descartes tuvo consecuencias, una de ellas es que el Dios de Descartes debe asegurar la verdad de todo saber articulado. Es un Dios que no engaña, que sería lo verdadero de lo verdadero, aquel que determina que las verdades eternas son eternas.

A partir de este paso la relación del Sujeto al Saber no tiene ninguna necesidad interna de la verdad, ésta es alojada fuera y por lo tanto el saber ya no tiene que preocuparse más de la verdad que lo fundamenta.

La ciencia se soporta en dos pilares fundamentales, por un lado una exclusión de la verdad y por otro un sujeto excluido de las condiciones de formalización de este saber.

Volviendo al texto de Badiou, platea que ni el psicoanálisis ni la filosofía moderna consideran que la verdad sea la correspondencia entre el pensamiento y el objeto. Pero su posición es que la verdad es un proceso que está abierto por un acontecimiento y para Lacan la verdad es el depósito de una palabra en el Otro.

La verdad entonces está tomada por el autor como un hecho de separación, de una pérdida, de un vació, entre el pensamiento y lo real hay un agujero.

Evidentemente es un concepto inspirado por la lectura de Lacan. Dice G. García en la presentación de este artículo que O.Masotta había hecho publicar el artículo “La sutura” de J.-A. Miller en la misma editorial que comenzó a aparecer la obra de Badiou por presentar una divergencia en relación explicita a éste trabajo que no fue percibido.

El conflicto radica en que si bien la filosofía y el psicoanálisis elaboran la misma cuestión, la relación entre la verdad y el vació, pero el desacuerdo se centra en el lugar, en donde está el vacío.

Para la filosofía la cuestión es ontológica, el vacío del lado del ser, mientras que para el psicoanálisis el vacío está del lado del Sujeto.


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Badiou realiza una crítica a la ética contemporánea diciendo que la ética es una coartada posmarxita para justificar la muerte de la política. El interés por la ética se relaciona con el reconocimiento del mal y la hegemonía de la figura de la victima, que se da en nuestra época como sociedades de denuncia, en la que todos están de acuerdo en los nombres del mal y lo denuncian en los otros.

Su postura ética la denomina “Prometéica” que se relaciona con el no ceder y un porvenir en el que jugarse, es la que nombra un futuro posible, esta ética es la del desafío.

Su pensamiento con respecto a las verdades se conecta a la idea de acontecimiento, que indica que algo diferente e imprevisible se ha producido en los limites de una situación, situación entendida como los saberes instituidos, las opiniones, entonces cuando irrumpe un acontecimiento- como la causa real y desaparecida de la verdad- se produce un vacío.

Cuando se produce una interrupción anunciadora de un porvenir, hay que inventar una nueva manera de ser y de actuar, o sea, mantener la fisura, no suturar la falla con rellenos, que implica la distorsión o la corrupción de una verdad, esta alternativa es el mal.

En términos de Badiou, el mal puede adoptar tres formas principales: la traición, que es el abandono de la fidelidad al acontecimiento, el simulacro que es el reemplazo a través de la nominación, del vacío por la plenitud de la comunidad y la forma de una totalización dogmática de la verdad.

Toda novedad no es un acontecimiento, para que lo sea es necesario que lo convocado y nombrado por el acontecimiento sea el vacío central de la situación, la cuestión de la nominación es esencial, lo que hay que retener del acontecimiento es una traza, o un nombre.

Cuando los nazis hablan de “revolución nacional socialista”, toman prestado una nominación que produce una ruptura radical en la situación convoca, en vez de vacío, la particularidad plena o la sustancia supuesta de esta situación, entonces se tiene un simulacro de verdad.

Su ejercicio es el de construir sin fin un conjunto abstracto –los Alemanes, o los Arios- y para ello no hay otro medio que hacer el vacío a su alrededor. En el caso del nazismo, el vacío ha retornado bajo un nombre privilegiado, el nombre “Judío” que es una creación nazi que no tiene ningún referente preexistente, supone el simulacro y la fidelidad al simulacro, en consecuencia la singularidad absoluta del nazismo como política.

De esta manera Badiou explica la segregación ejercida sobre los judíos por los nazis como una necesidad estructural para los fines políticos.

Tomando el articulo de Enrique Acuña “Inconsciente y segregación”, dice que el inconsciente es segregativo y que Lacan puso en juego una lógica de funciones “El rechazo es constituyente del todo y solidario al lenguaje como una estructura de no todo”, las sociedades se organizan como un todo limitado por un elemento exteriorizado que permite la identidad simbólico-imaginaria.-

BIBLIOGRAFIA

-Acuña, Enrique: “Inconsciente y segregación- sobre las inclinaciones criminales de democrática”- Microscopía Nª 74 – Julio de 2008.

-García, Germán, Badiou, Alain y otros: “Debates Contemporáneos, Psicoanálisis y Filosofía”. Ed. EOL año 2003

-Alain Badiou, Tomas Abraham y Richard Rorty: “Batallas Éticas” Ed. Nueva Visión año 2004.

-Miller, J.-A.: “La sutura”. Matemas II. Ed. Manantial año 1988.

-Yunis, Jorge: “Acerca de la ciencia y la verdad”. Ed. Universidad Nacional del Litoral. Año 1989.