Phantasie, fantasme y el deseo (*)

Patricia Iribarren

Avanza el seminario de investigación sobre los arreglos y desarreglos frente al malvivir. En la clase del 18 de septiembre Fátima Alemán propuso un análisis de la actualidad del fantasma partiendo del antecedente de este concepto en Freud: la fantasía. Luego, con Lacan, la relación entre síntoma y fantasma fue puesta en relación a la dirección de la cura.

En el Diccionario de psicoanálisis de Laplanche & Pontalis el termino fantasía que- en alemán se traduce como phantasie (imaginación), en ingles fantasy o phantasy y en francés fantasme-, aparece definido como el guion imaginario en el que se halla presente el sujeto y que representa, en forma más o menos deformada por los procesos defensivos, la realización de un deseo y, en último término, de un deseo inconsciente. En esta definición Fátima Alemán resalta la estructura gramatical que tiene la fantasía y su función realizadora de deseos. Por otro lado, la traducción del término al francés es un primer indicador del uso diferenciado que hará Lacan respecto a los pos freudianos

Freud reconoce distintas modalidades de fantasías: las conscientes o sueños diurnos, fantasías inconscientes descubiertas por el análisis como estructura subyacente a un contenido manifiesto y fantasías originarias o proto-fantasías.

Un recorrido por los textos freudianos permitió verificar la importancia que la fantasía tiene para la economía psíquica.

En “El creador literario y el fantaseo” (1907) Freud sostiene que la creación poética del adulto encuentra su antecedente en el juego infantil. Cuando el adulto cesa de jugar sólo resigna el apuntalamiento en objetos reales, en vez de jugar ahora fantasea. Construye castillos en el aire, crea lo que se llama sueños diurnos.

Basándose en este texto, la docente puntuó una serie de características que asume el fantaseo:

-al adulto sus fantasías pueden avergonzarlo, las mantiene en silencio. En tanto el jugar se mantiene como una actividad libre y publica.

-la fantasía tiene que ver con un deseo insatisfecho como fuerza pulsional. Cada fantasía singular es un cumplimiento de deseo, una rectificación de la insatisfactoria realidad.

-tiene una marca temporal en relación con el deseo. El trabajo anímico se anuda a una Impresión actual capaz de despertar los deseos de una persona, desde ahí se remonta al recuerdo de una vivencia infantil y entonces crea una situación referida al futuro que se figura como el cumplimiento de ese deseo. Vale decir, pasado, presente y futuro son las cuentas de un collar engarzado por el deseo.

-hay una relación entre la fantasía y los mitos en tanto éstos son sueños seculares de la humanidad joven, son fantasías compartidas.

-las fantasías son los estadios previos de los síntomas neuróticos.

Este nexo causal fue extensamente argumentado con la apoyatura del texto “Las fantasías histéricas y su relación con la bisexualidad” (1908).Allí Freud sostiene quelos síntomas histéricos no son otra cosa que las fantasías inconscientes figuradas mediante conversión. Se trata de la realización de una fantasía inconsciente al servicio del cumplimiento de deseo.

Un síntoma histérico es la expresión de una fantasía sexual inconsciente masculina por una parte y femenina por la otra.

El camino de la indagación psicoanalítica lleva desde los llamativos síntomas conversivos hasta las fantasías inconscientes escondidas. Ahora bien, el nexo de las fantasías con los síntomas no es simple, dice Freud, sino múltiple y complejo probablemente a consecuencia de las dificultades con que tropieza el afán de las fantasías inconscientes por procurarse una expresión. Un síntoma no corresponde a una única fantasía inconsciente sino a la multitud de éstas, aunque no de manera arbitraria sino dentro de una composición sujeta a leyes. Es muy posible que al comienzo del caso clínico no se encuentren desarrolladas todas estas vicisitudes, sino que es requerida para su esclarecimiento la intervención del analista.

Finalizando su recorrido por los textos freudianos, Fátima Alemán elige “Pegan a un niño” (1919) para subrayar la variación gramatical de la fantasía en sus tres fases: “el padre pega al niño que yo odio”, “yo soy pegado”, “pegan a un niño”. Se observó también que cuando Freud requería más información sobre ellas surgía como respuesta un «No sé nada más sobre eso; se pega a un niño» indicando un límite al saber Estas fantasías se confesaban con vergüenza y culpa porque se anudan a sentimientos placenteros derivados de una satisfacción autoerótica. Y Sobre la segunda fase dirá que es la más importante y grávida en consecuencias pero que nunca tuvo existencia real, nunca fue recordada. Se trata de una construcción del análisis.

Sobre esta representación-fantasía vuelve Lacan en su Seminario 6 porque permite captar por qué el fantasma es “el eje, el alma, la piedra de toque del deseo”.

El fantasma significa que el lenguaje permite al sujeto considerarse como el maquinista, incluso el director de toda la captura imaginaria, de lo que de otro modo no sería sino la marioneta viviente.

El fantasma al igual que el síntoma es un modo de gozar, pero en tanto el primero otorga placer, no aparece como un problema e insiste; el segundo aparece por el costado del sufrimiento. Si el síntoma está al comienzo de la cura, el fantasma es al final. Si el síntoma llama a la interpretación, el fantasma requiere su atravesamiento. Estos esbozos responden a un desarrollo mayor que la docente realizó en su clase siguiendo el curso de Miller “Del síntoma al fantasma. Y retorno” de 1982/83. Texto al que se refirió destacando su valor epistémico, clínico y político.

Mi intervención en la clase fue a partir de circunscribir aquellos enunciados que permiten analizar un fenómeno de época que muestra a los jóvenes inmersos en sus juegos por celular, capturados por sus pantallas. Por un lado, se constata allí la función de la fantasía como refugio frente a la insatisfactoria realidad impuesta por la pulsión, hay algo en la metamorfosis de la pubertad que muestra su carácter más inercial. Por otro, si el fantasma es un atrapadeseo (**) me preguntaba qué modalidad adopta su constitución teniendo en cuenta que estamos en la época de la salida de la era del padre, donde la innovación suplanta a la tradición, el atractivo del porvenir prevalece sobre el peso del pasado, lo femenino prima sobre lo viril y el capitalismo y el predominio de la técnica funcionan como telón de fondo para cualquier escena de la vida cotidiana.

Siguiendo la pista abierta por Lacan en el Seminario 6, El deseo y su interpretación ¿podemos afirmar que el adolescente de hoy es el nuevo Hamlet? Exponente del héroe moderno cuyo drama es haber perdido el timón del deseo, porque no sabe quién es ni cómo nombrarse (***).

Notas:

(*) Reseña de la 5° clase del Seminario de Pragma 2024 – II Parte: Actualidad de la sublimación, el fantasma y el sinthome. Docente Fátima Alemán con comentarios de Patricia Iribarren

(**) Miller Jaques Alain:  Presentación del Seminario 6

(***) Alemán Fátima: “El padre como síntoma: el caso Hamlet”, en Revista Conceptual N°16

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