Carolina Sanguinetti
El pasado 6 de septiembre tuvo lugar la presentación de Las paradojas de la sublimación, libro editado por Grama (año 2023) compilación de Myriam Soae. Dicha presentación ——–realizada bajo modalidad virtual – se dio en el marco de la actividad Pragma Critica, víaregiade conexión con otros discursos, otras disciplinas y lo que sucede en la ciudad y más allá de la misma. La actividad contó con la presencia de una de las autoras del libro Alicia Dellepiane, por el Instituto Pragma Leticia García y quien escribe en la coordinación.
El libro plantea una lectura de la sublimación en sintonía con la propuesta de nuestro seminario anual. Por tal motivo, la presentación se incluyó en el cronograma del seminario, integrándose en la continuidad de las clases.
El modo en que el libro está organizado es correlativo a la manera en que la noción de sublimación es abordada en la enseñanza de Lacan. Es decir, hay un primer apartado que reúne 10 artículos bajo el titulo Otro destino posible; y luego otro que reúne 5 artículos bajo el título Invenciones. Entonces, un primer momento donde prevalece la lectura de la sublimación en Freud. Donde la sublimación es un destino de la pulsión, una modalidad de satisfacción no sintomática; y otro momento donde lo que prima es la noción de invención y su articulación, en la última enseñanza de Lacan, con el concepto de sinthome y el “saber hacer ahí”, versión pragmática del síntoma.
El prólogo – escrito por Vicente Palomera – se inicia con una cita de Lacan para situar algo de la paradoja “…originalmente se nos dijo hasta qué punto es problemática la satisfacción de la libido. Todo lo que es del orden del Trieb plantea la cuestión de su plasticidad y también la de sus límites.” Allí podemos ubicar nociones fundamentales respecto de la sublimación en psicoanálisis: pulsión (con su plasticidad), pero también el límite (fijación o persistencia, como esas inscripciones de satisfacción que nos permitirían decir que no todo en la pulsión es sublimable). Agregamos aquí la transformación, como lo específico de la sublimación.
Palomera homologa el libro a un Trencadis(técnica de mosaiquismo inventada por Antonio Gaudí, máximo exponente del modernismo catalán en arquitectura). Trencadis: se refiere a lo roto, troceado. Implica el uso de la técnica del mosaiquismo pero con mosaicos rotos, esa es la novedad. En este caso, se trata del articulado de 15 textos cuya juntura es una argamasa de otra índole, la transferencia de trabajo y especialmente la transferencia con Germán García. Lazos de trabajo y un lugar: Buenos Aires, el Descartes. El libro es efecto del trabajo de investigación en el Centro Descartes – año 2017 – de los equipos técnicos y que luego decantaron en dos seminarios.
Palomera plantea que a pesar de que la sublimación es un término poco frecuente en las discusiones actuales, nos permite interrogarnos acerca de la actividad creadora y la invención. A pesar de lo infrecuente en los debates actuales consideramos oportuno rescatar su vigencia. Así como Lacan en los años 60 planteaba el problema de la sublimación para responder a las desviaciones de los post-freudianos que tomaban la vía de la sublimación como idealización o el feliz término del análisis; hoy nos encontramos con múltiples prácticas vinculadas al arte-terapia que hacen necesario precisar el concepto en el interior del psicoanálisis e interrogarnos sobre sus alcances.
Leticia García centró su intervención en el comentario de tres artículos elegidos, siguiendo el “hilo rojo” que teje todo el libro que es la relación paradojal sublimación – pulsión y la sublimación con lo sublime/idealización. Por un lado, el texto de Myrian Soae “Marcas de infancia”, destacando a la sublimación como ese “otro destino pulsional” que se sostiene del montaje pulsional que brindan las huellas de satisfacción infantiles y que el adulto intenta recrear en la producción artística. Otro de los artículos comentados fue el de Karen Monsalve, “La sublimación, límites y ambigüedades”, donde se trabaja la distinción entre la sublimación y lo sublime. La primera como un proceso, trans-formación de la pulsión, y lo sublime que implica el reconocimiento del otro y que pone en juego las valoraciones del yo. Señalando especialmente una idea y que es el valor producto de la sublimación (diferente a la valoración social). Por último, el texto de Andrea Buscaldi “La Dama y el cofre” articulo donde la autora no solo se refiere a la pulsión sexual, sino también a la pulsión de muerte; ubicando justamente dos imposibles de representar: lo femenino y la muerte. –
Alicia Dellepiane al momento de tomar la palabra, prefirió no hacerlo en relación al artículo de su autoría incluido en el libro “Del cuerpo como invención. De Orozco y Mishima”; donde se sirve de dos poetas para mostrar una concepción del cuerpo ligada a la escritura como forma de goce. Sino más bien eligió detenerse en la diferencia entre síntoma, sublimación y sinthome, acudiendo a distintas referencias para ejemplificarlo. Una de ellas el libro de Joseph Attié Entre lo dicho y lo escrito. Psicoanálisis y escritura poética, donde el autor homologa la obra de arte y lo que se produce en una experiencia analítica.
Dellepiane reforzó la idea de que, si bien hay un goce pulsional en el síntoma, también lo hay en la sublimación, pero la diferencia es que en la sublimación no está ligado al inconsciente. Una pregunta que se abre es si hay posibilidad de sublimación en la psicosis. La creación recubre y supera el concepto de sublimación. No toda sublimación es creación, ya que esta necesita de una autentificación en el campo del Otro. La génesis de la actividad creadora excede el alcance del concepto de sublimación.
Presentó una viñeta extraída de su práctica para dar cuenta – en una neurosis histérica – de una forma particular de sublimación, donde la producción de artesanías toma un carácter sintomático porque el sujeto no logra hacerlas circular en el campo social. Se trata de una mujer que realiza “objetos” que su madre considera “boludeces”; lo particular es que no puede desprenderse de esos objetos pulsionales que la representan. Siempre tiene que agregarles algo…son objetos pulsionales que no entran en circulación por su valor de cambio, no acceden a la dignidad de la Cosa. Por ello, es una respuesta que queda más del lado del síntoma que de la sublimación.
¿Cómo se tocan lo sublime y lo inmundo? La definición de Gerard Wacjman del artista como “mostrador de malestar” sirve de respuesta. “El artista es aquel que interpreta a golpe de objetos, nos lanza en pleno rostro los pequeños secretos de nuestro goce. Por eso los museos – a veces – no son fáciles de frecuentar.”
Para finalizar, Alicia recita un poema de Baltazar de Alcázar y otro de Francisco de Quevedo. Poemas que muestran cómo el artista brinda formas de satisfacción ligadas a representaciones pulsionales donde se mezclan lo sabroso con lo horroroso o lo asqueroso, lo prohibido con lo permitido. Y donde – además – lo cómico y picaresco, abren camino a una satisfacción no sintomática.
Con la participación del público y la invitación entusiasta a la lectura se cerró la actividad, hasta la próxima.